La justicia y el perdón, por @CarmonaBorjas

La justicia y el perdón, por @CarmonaBorjas

Robert Carmona-Borjas / Archivo
Robert Carmona-Borjas / Archivo

Pese a las indefiniciones de una dirigencia política opositora no tan unida como se requiere que a veces parece perder la brújula; y en medio de especulaciones muchas veces inconvenientes, nos acercamos al cambio de régimen y de sistema, lo que supone un proceso de transición en el que todos los partidos y sectores jugarán un papel fundamental para lograr la reconciliación y evitar una confrontación extrema que pueda desvirtuar y debilitar ese cambio.

En los últimos tiempos el país ha visto cómo funcionarios y personalidades una vez de la confianza del régimen, se han colocado del lado correcto, mostrando su apoyo a la lucha contra la dictadura, lo que es cuestionado por algunos que parecen no entender el momento.

La deserción no es uniforme. No todos los que han abandonado el proceso han tenido la misma responsabilidad en los actos de corrupción, tampoco en cuanto a la violación de derechos humanos que nos ha dejado centenares de víctimas directas y cientos de miles de afectos indirectos. Por lo tanto, no podemos meterlos a todos en el mismo saco.





Para muchos estos que ahora muestran arrepentimiento deben ser despreciados y castigados más tarde por lo que hicieron, independientemente de lo que hoy digan y hagan. Para otros, es el momento de aceptarlos de este lado, para fortalecer la unión en la lucha, sin prejuzgar sobre su responsabilidad por hechos ocurridos estos últimos años.

Ahora bien, es importante que distingamos el período del conflicto, en el que el objetivo es cambiar el régimen y el sistema político y el periodo posterior o de transición en el que se requieren acciones para generar confianza que motiven a los venezolanos a seguir adelante, en un sistema distinto y a la comunidad internacional para que apoye política y financieramente ese cambio.

En esta etapa de debemos promover la unidad, la incorporación de todos, los unos y los otros, los que fueron y los que hoy son, sin mayores complejos. Mañana veremos y lograremos el equilibrio entre la justicia, indispensable para erradicar la impunidad y asegurar el proceso de cambio; y el perdón, del que se beneficiarán algunos, pero no todos.

El período post-conflicto debe centrarse en la “Reconciliación Nacional”, no entre las élites políticas, sino de la sociedad nacional, sin que ello signifique que serán perdonados los responsables de tantos crímenes cometidos en el país durante estos terribles 20 años, más desde 2014 cuando asume el heredero, el nefasto Nicolás Maduro, cuya dictadura ha generado muerte, prisión, hambre, exilio, miseria en pocas palabras.

La Reconciliación Nacional debe operar a nivel nacional, entre todos. Tendremos que darnos la mano, pero sin descartar los procesos judiciales que deben entablarse contra aquellos que saquearon el país, que cometieron, ordenaron y participaron de cualquier manera, por acción u omisión, sean civiles o militares, funcionarios o no, en esos horribles actos que han enlutado a los venezolanos.

No perdamos ni confundamos los objetivos. En esta primera fase el objetivo es salir de la barbarie y recrear el Estado de Derecho; en la segunda el objetivo es la Reconciliación Nacional, un período en el que habrá que hacer concesiones para evitar que se produzca un conflicto distinto basado en el odio y la venganza, pero sin dejar de aplicar la justicia y procesar y castigar a los autores de los crímenes y delitos cometidos durante estos años, una aspiración de la sociedad, principalmente, de las víctimas..

Robert Carmona-Borjas