¿De qué sirven tantos ceros? por Alejandro Cáribas

Alejandro Caribas 2

(deInmediato) Es una verdad de Perogrullo que el valor real de la moneda lo determina su capacidad de compra, no  su valor nominal.  El dinero  no pierde poder adquisitivo porque le quiten ceros, ya que la sustracción ocurre simultáneamente en los ingresos y en el precio de los bienes y servicios e igualmente no se alteran   los activos y pasivos, cuyos valores se ajustan a la nueva expresión monetaria.

La disminución de ceros se asocia generalmente a un proceso de reconversión monetaria que se presume esté acompañado de políticas monetarias, fiscales y cambiarias orientadas a recuperar el poder adquisitivo de la población e impulsar el crecimiento económico.





Adicionalmente propende a una mayor eficiencia en el sistema de pagos y a facilitar el cálculo y registro contable de todas las transacciones de carácter económico.

Nuestra experiencia más reciente de reconversión monetaria data de enero de 2008 y consistió en retirarle tres ceros al signo monetario, para ello se emitió un nuevo cono monetario bajo la denominación de “bolívar fuerte”, por oposición al “bolívar”, cuya familia monetaria se desmonetizó.

Las monedas en metálico  de ese cono monetario representaban uno, cinco, diez, doce y medio, veinticinco y cincuenta céntimos, hasta un “bolívar fuerte”; mientras que los billetes eran de dos, cinco, diez, veinte, cincuenta y cien “bolívares fuertes”.

Los  propósitos atribuidos por el Banco Central de Venezuela (BCV) y el Ejecutivo Nacional a esa reconversión monetaria fueron  el de fortalecer la moneda y reafirmar el objetivo de estabilidad de la economía, dentro del marco de políticas dirigidas a favorecer el crecimiento económico y el desarrollo económico-social del país.

Resulta evidente que tras una década de entrada en vigencia de la reconversión monetaria tales propósitos no han sido alcanzados, como lo sostiene la Academia Nacional de Ciencias Económicas (ANCE) en documento de mayo de 2017, al afirmar que el “bolívar fuerte” per se, no ha sido factor de estabilidad económica, que no se ha logrado el deseado crecimiento económico y que la inflación no solo no se ha detenido, sino que la misma ha destruido el poder adquisitivo del “bolívar fuerte”.

El proceso hiperinflacionario y recesivo estimado por el Fondo Monetario Internacional para 2018 es del 13.000% y del 15%, respectivamente, sin que se adviertan  cambios en las políticas macroeconómicas que permitan revertir tal situación.

Ante tal cuadro es predecible que la expresión de los precios de bienes y servicios sigan acumulando dígitos, lo que alimenta la incomprensión de los mismos, hace casi imposible para el ciudadano común realizar cualquier tipo de comparación o de cálculo,  dificulta los registros contables de esas transacciones, supera los espacios en las máquinas fiscales, deja atrás  la capacidad de los dígitos de los sistemas de códigos de barra para identificar el precio de los productos e inclusive amenaza la cabida de las plataformas tecnológicas bancarias.

Resulta forzoso adoptar medidas para la reducción de ceros al signo monetario, lo que implica implementar un nuevo cono monetario, cuya puesta en vigencia no es inmediata por todo lo que significa en términos de tiempo y de costo la impresión de la nueva moneda; no obstante, nada impide la eliminación inmediata de los inútiles céntimos.

Con ello se obtendría  una mayor eficiencia en el sistema de pagos, se simplificaría y  facilitaría el cálculo y registro contable de las transacciones económicas e inclusive se lograría una menor tenencia per cápita de moneda. Tienen la palabra el BCV y el Ejecutivo Nacional. (deInmediato)