Sebastiana Barráez: Los militares tachados en los cuarteles

Sebastiana Barráez: Los militares tachados en los cuarteles

 

 

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TACHADOS. Con una raya roja, quizá irónicamente alusiva al color de la revolución, sobre la que se lee TRAIDOR, van tachando, en la galería de ex comandantes, a los oficiales que ocuparon cargos en dependencias militares y que son execrados de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana. Poco a poco le van agregando la rayita a cada uno. Es un aspecto denigrante contra esos oficiales, que se ganaron sus ascensos, sus charreteras, sus insignias, y que ahora por razones ideológicas o porque ya no les gusta la revolución, pretendan desaparecerlos de la historia de la Fuerza Armada. Es el mismo estilo usado por el presidente de la República cuando degradó a 24 oficiales. A aquellos que señalan de traición a la patria, instigación a la rebelión o delitos similares, no ejecutaron ningún golpe de Estado ni siquiera intentonas golpistas. ¿Cómo se explica que a quienes sí atentaron contra la institución castrense en 1992 y usaron las armas que la República les confió para defender a la nación, aquel 4 de Febrero y aquel 27 de Noviembre, sean considerados héroes? Y mientras en la Oposición se habla del 11 de Abril como vacío de poder, en el chavismo lo catalogan de Golpe de Estado. A Chávez y compañía le respetaron lo ganado en la institución militar hasta el grado de teniente coronel, que fue al rango al cual llegó; él ejecutó una intentona de golpe contra un Presidente legal en el poder. Y al General en Jefe, Raúl Isaías Baduel, que no ejecutó ni golpe ni intentona, que por el contrario rescató a Hugo Chávez del golpe del 11-A, lo mandan a una cárcel sin luz solar, sin comunicación, con visitas cada vez que al custodio le parece, etc.

 

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En concordancia con eso al Mayor General, Miguel Rodríguez Torres, que sí participó el 4F lo envían a la cárcel acusado de traición a la patria, contra la Revolución que ayudó a edificar, cuando ésta vez no ha participado en ningún acto de rebelión. El mundo al revés, diría Galeano. Esas contradicciones le han hecho un gravísimo daño a la Fuerza Armada, la han desdibujado, la han colocado en una crisis interna, amenazada de un cada vez más creciente número de oficiales involucrados en narcotráfico, secuestro, contrabando, robo, abigeato, etc. La ha enviado por el peligroso camino del desapego institucional, por la deserción de quienes ya no quieren a la institución y a quienes se les ha negado la solicitud de baja. Y lo peor es que aquel reinado de camaradería y amistad, que hay en las instituciones como la FANB o en las familias grandes, ha sido sustituido por la “sospecha”, por el que espía o cree ser espiado. Aún así el ministro de la Defensa, GJ Vladimir Padrino López, sobre quien descansa el poder del gobierno, se atreve a decir que a la Fuerza Armada nadie la divide. No se ha percatado el alto oficial que hace rato se dividió en fragmentos difíciles de soldar.

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