No hay mal que dure cien años…, por Omár Ávila

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En este momento desde Unidad Visión Venezuela aspiramos darle forma al intento de generar un nuevo referente político: El Frente Amplio Venezuela Libre. Si bien el concepto “frente amplio” proviene de la izquierda tradicional latinoamericana, surgiendo como coalición de movimientos y partidos en el Uruguay de principios de los años 70 del siglo pasado, su evolución, trascendiendo el marco de las debilidades organizativas y electorales de esa izquierda uruguaya, hace sinergia con pequeñas fortalezas, hasta convertirse en una gran fuerza socio-política que gobierna esa nación desde el 2005. Esa experiencia se ha replicado en otras naciones latinoamericanas, con medianos éxitos.

En Venezuela, sumergida hoy en la más intolerable crisis producto de un anacrónico y disfuncional modelo ideológico, 75% rechaza la gestión de Nicolás Maduro. Sin embargo, esto no es suficiente para frenar las intenciones del gobierno de continuar en el poder. Las debilidades, contradicciones e inmadurez de gran parte del liderazgo opositor, le ha impedido convertir ese potencial de fuerza-energía social mayoritaria, en capacidad de derrotar al gobierno.

Las razones de esta realidad deben ser identificadas y analizadas para establecer estrategias que permitan la apertura de una puerta hacia la libertad.

Debemos dejar a un lado las excusas, los discursos politiqueros y vacíos, hay que ir mucho más allá del “secuestro institucional”, “el uso arbitrario y a discreción de los recursos del Estado”, “los bonos compra-votos” o la “insuficiencia o falta de condiciones electorales” y evaluar las estrategias que se han aplicado hasta ahora y que, definitivamente, han fracasado.

El “éxito” de las estrategias del gobierno y las malas decisiones de la dirigencia opositora mantienen a gran parte de la población que padece las consecuencias de la crisis, en medio de una situación de desesperanza e impotencia.

Esto ha generado no solo la disgregación y atomización de la oposición, la prolongación en el gobierno de una dirigencia que será recordada como la más ineficiente, corrupta e indolente de la historia contemporánea de la historia de Venezuela.

En la política, como en la guerra, toda contienda dirime la victoria entre dos voluntades morales opuestas, un choque que trasciende incluso, la simple colisión entre fuerzas físicas o números electorales. El gobierno siempre ha contado con la ventaja táctica de disponer de estructuras organizadas e implantadas territorialmente que han ido evolucionando desde los “círculos bolivarianos”, “batallones socialistas”, hasta las actuales UBCH, complementadas por los CLAP (uno de los más eficientes mecanismos de control social del gobierno).

Pero “no hay mal que dure cien años…” y lo que hay es que tomar medidas que nos acerquen, cada vez más, a una vía para implementar medidas que conduzcan a la solución de esta crisis.

Incorporar al Frente Amplio a la población opositora y al chavismo disidente para encausar esas energías sociales y políticas opositoras, en el que todo individuo, en forma voluntaria, perciba y se comprometa activa y orgánicamente con el esfuerzo nacional de recuperar el rumbo del desarrollo de la nación; cambiar el gobierno, recuperar la economía y organizar una coordinación operativa integrada por personas de reconocida experiencia en materia comunicacional, estrategia y de activismo que permita ordenar, ejecutar y supervisar todos los procesos provenientes de las instancias de decisión, son los primeros pasos para trabajar y lograr la reinstitucionalización del Estado.

Venezuela necesita líderes, pero también decisiones perentorias para lograr, al final de un camino, la luz hacia la libertad y el desarrollo económico, social y político que quiere y merece nuestra Venezuela, uno de los países con olas reservas de petróleo comprobadas más grandes del mundo.