Hola que tal mi gente, Se denomina pertenencia a la circunstancia de tener un vínculo con alguna cosa o persona hasta el punto de considerarse en sujeción con ésta. La pertenencia normalmente se elige, otras veces simplemente nos toca, pero al final lo interesante es si se siente o no se siente, y la cuestión es… cuando se siente, por qué se siente.
En principio los vínculos deben generar beneficios y ayudar a construirnos como mejores seres humanos, deben, además, infundir valores, principios y criterios que nos permitan sentirnos orgullosos y seguros y, sobre todo, deben generar felicidad.
Sin embargo, no todos los vínculos son los mejores, ni tampoco los óptimos para hacer de nosotros lo mejor que podamos llegar a ser… y lo curioso es que la mayoría de las veces los hemos elegido libremente. Y ahí están los resultados, latentes todos los días, que nos exigen seguir procurando un casi imposible equilibrio.
Usted los ha visto y yo también: personas insatisfechas, empresas sin cultura organizacional, parejas que parecen no conocerse o que, conociéndose, resultan ser cada cual su peor enemigo, amistades inconvenientes, relaciones efímeras o encubiertas, familias que no se soportan, soledades reales o en compañía que no hacen más que generar estrés, tristeza, enojo, bajo rendimiento, depresión, frustración y un enorme sentimiento de no pertenecer a ningún lugar… creyendo pertenecer a tantos. Y le diré algo, la gente en ese estado simplemente no funciona.
No funciona para sí mismo ni para los demás, y todo por no elegir lo que mejor conviene: a su vida y a sus intereses personales. Pareciese que el secretismo y el obligado conflicto con la hipocresía, resultase ser el común denominador de estos vínculos tan dañinos, que no hacen más que generar círculos muy poco virtuosos y nada saludables. Siempre me ha parecido increíble cómo algunos insisten en este tipo de relaciones que van en contra de sí mismos, como si padeciesen una tendencia al suicidio voluntario y al mal vivir. Pero así lo eligen sorprendentemente todos los días, justificando, que el cambiar al otro es prácticamente imposible. Siempre pretendiendo ocultar ese profundo miedo a cambiar… a sí mismos y su forma de vivir.
Como dice Paola Dominguez,cada uno de nosotros tiene la capacidad de elegir libremente y puede ser que no siempre las circunstancias nos apoyen en esa elección, pero si uno no va preparando ese camino hacia el cambio, las cosas nunca van a cambiar. Y quizá llegue el día en que se pensará que es demasiado tarde para cambiar o ya meramente incensario, quizá ya se habrá aprendido a vivir así: a medias, a golpe de sufrimiento invocado, en la zona de confort del desasosiego, en el fantástico mundo imaginario de la venganza y en ese delirante e infinito espacio del algún día.
Por eso hoy le invito a elegir bien sus vínculos, ellos le construyen o le destruyen, ellos son sus principios, sus valores, sus costumbres, su cultura y, sobre todo, su razón, su línea de pensamiento y de actuación. Por eso, merecen ser elegidos con esmero y reflexión, simplemente porque son el reflejo de la persona que es y en la cual se convertirá… o no.
Como siempre, usted elige.
#ElLiderEresTu
@joseluismonroy