Fundación Amigos de los Venezolanos impulsa el valor de ayudar

Fundación Amigos de los Venezolanos impulsa el valor de ayudar

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Jeckdry D’ Jesús Becerra Tobila relata que desde niño se interesó en los alcances de “las luchas sociales”,, dado su progenitora de alguna u otra forma estuvo involucrada en las mismas. En 2009 cuando forma parte del Centro de Estudiantes en la Universidad Nacional Experimental “Rafael María Baralt” realizó diferentes actividades; entre ellas, la dotación de medicamentos, alimentos, sillas de ruedas, bastones y una atención médica gratuita para personas de la tercera edad en Cabimas.

Nota de Prensa

De allí surge el compromiso de ayudar al prójimo. La idea de la creación de la fundación Amigos de los venezolanos surgió luego de que Jeckdry no tuvo una experiencia grata en una organización en la que participó como colaborador. Posteriormente junto a su familia analizaron la posibilidad de crear una fundación que le dieron forma, objetivos y alcances y la registraron como “Fundación Amigos de los Venezolanos”.





“La motivación es la misma que seguro sentimos todos y cada uno de los venezolanos, además de nuestras familias, son nuestros hermanos, es toda Venezuela la que clama y grita por una mano amiga, alguien que les dé oxigeno, todo el que afronta la realidad del país sabe lo crudo y difícil de la situación, solo se trata de buscar una manera de ayudarnos unos a otros”

El primer método de recaudación que utilizó el joven consistió en subir a los diferentes medios de transportes públicos para ofrecer chocolates, golosinas, llaveros con el logo de la fundación y cualquier otro producto siempre llevando el mensaje “Por la Dignidad y la Vida sin hambre”.

“Cabe destacar que no fue nada fácil ejecutar este método de recaudación debido a que muchas personas se mostraban interesadas y solidarias con nuestra causa, existe también la desconfianza por más sencilla que parezca se convierte en un reto y una prueba de superación, al menos para mí así lo fue”.

La familia es el núcleo, la membrana y el citoplasma, lo es todo. Para mí no ha sido nada fácil este tiempo distanciado de ellos, principalmente de mi hijo Jean Isair, el causante de todo, el motor y la gasolina. Soy creyente de Dios, de sus planes, de sus designios, su tiempo y su perfección, Él ha sido mi refugio y mayor apoyo en momentos agobiantes originados por esta distancia mostrándome de las formas que solo él y yo sabemos que “cada quien está donde debe estar”, que tenemos que aprender a esperar y a aprender mientras esperamos con la FE en Él. Así aprendí que no hay distancia que nos separe de la familia, no hay frontera que nos aleje de una hermana, siempre y cuando los tengamos presentes día a día en nuestra mente, alma y corazón.

Desde el inicio y puesta en marcha de las actividades de la fundación estuve trabajando solo, hace unas semanas cuento con el apoyo de 2 compañeros jóvenes venezolanos decididos a ayudarme en la consolidación y expansión de las actividades.

El mensaje es uno solo, ayúdennos a ayudar, “No somos una organización política, no tenemos ese tipo de pretensiones en el futuro, no queremos lucrarnos con esto, simplemente pretendemos subsanar lo más que se pueda la deprimente situación que atraviesan nuestros hermanos venezolanos con la ayuda de todos y cada uno de nosotros y de los que se sumen a nuestra causa brindando así su mano amiga, todo aporte es positivo, hasta las ideas que nos lleven a implementar nuevos métodos de ayuda para, en la medida de lo posible extendernos a lo largo y ancho del territorio nacional, hasta internacional”.

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