Macron inicia su visita de Estado a la Casa Blanca y Mount Vernon

REUTERS/Jonathan Ernst
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El presidente de Francia, Emmanuel Macron, inició el lunes una visita de Estado de tres días a Washington, una prueba de si su estudiada simpatía con el presidente Donald Trump puede salvar el acuerdo nuclear de Irán y evitar una guerra comercial transatlántica.





por Laurence BENHAMOU / AFP

Antes de llegar a la Casa Blanca, Macron hizo un paseo improvisado hasta el Lincoln Memorial con su esposa Brigitte.

Destacando la “muy importante” visita, el mandatario francés se apersonó en el ala oeste de la mansión presidencial, bajo docenas de ondeantes banderas tricolores. Parado en la puerta, Trump sonrió y le tendió la mano a la visita, quien lo besó en ambas mejillas.

Pero más allá de la pompa, se esconde un alto peligro político para el líder francés de 40 años.

Trump es profundamente impopular en Francia y Macron, como otros líderes mundiales -desde el japonés Shinzo Abe hasta la británica Theresa May-, está bajo una creciente presión para mostrar a los votantes los beneficios de su buen vínculo con el republicano de 71 años.

Estados Unidos y Francia “somos los garantes del multilateralismo contemporáneo. Tenemos muchas decisiones que tomar”, dijo Macron a su arribo a la capital estadounidense.

Acompañados por sus esposas Melania Trump y Brigitte Macron, ambos líderes ya estaban reunidos la noche del lunes en Mount Vernon, hogar del primer presidente estadounidense George Washington, para una cena privada frente al río Potomac, nueve meses después de su primer encuentro en el segundo piso de la Torre Eiffel, en París.

Tras esta cena, y las reuniones de trabajo y una cena de Estado del martes, quedan en mayo dos fechas límite que tienen el potencial de arruinar las ya frágiles relaciones transatlánticas.

El miércoles Macron hablará en inglés ante el Congreso.

“No tengo plan B” 
A pesar de las manifestaciones de amistad, los dos hombres tienen profundos desacuerdos, sobre los cuales el mandatario francés espera que la buena relación le permita al menos influir en las posiciones de su par estadounidense.

El punto más contencioso será el acuerdo nuclear con Irán firmado en 2015, que Trump amenaza con desechar si no se endurece para obligar a Teherán a limitar su programa balístico y su influencia en Medio Oriente.

Irán advirtió el sábado que retomaría “vigorosamente” el enriquecimiento de uranio si Washington rompe el acuerdo, lo que sería el primer paso hacia la producción de un arma atómica.

París quiere proponer a Trump un acuerdo complementario entre países occidentales que responda a sus inquietudes. Pero es una incógnita si esas propuestas serán suficientes para hacer cambiar de opinión al presidente estadounidense de aquí al 12 de mayo, cuando se espera que tome una decisión.

“No tengo plan B” para garantizar que Irán no obtenga la bomba nuclear, dijo Macron a Fox News, llamando a defender el acuerdo.

En la agenda también estará la estrategia a seguir en Siria tras el triunfo contra el grupo yihadista Estado Islámico (EI). París y Washington lanzaron bombardeos conjuntos contra las fuerzas sirias en respuesta a un supuesto ataque químico del régimen de Damasco contra civiles.

Pero Trump quiere retirar las tropas estadounidenses -unos 2.000 soldados- lo antes posible, teme París. Macron se había vanagloriado de haber “convencido” al presidente estadounidense de que “permaneciera más tiempo” en Siria, antes de ser desmentido por la Casa Blanca.

“Rebeldes” 
El líder francés citó el domingo el objetivo común de limitar la influencia de Irán y combatir el terrorismo, al argumentar a favor de un compromiso más largo de Estados Unidos en Siria.

“Si nosotros nos vamos definitiva y completamente (…) le dejaremos el espacio al régimen iraní y a Bashar al Asad, quienes prepararán la próxima guerra y alimentarán un nuevo terrorismo”, indicó.

“Incluso después de la guerra con el EI, Estados Unidos, Francia, nuestros aliados, e incluso Rusia y Turquía, jugarán un rol importante para crear esta nueva Siria”, subrayó.

Macron, que se ha convertido en el socio europeo por excelencia de Trump, también aprovechará la visita para evitar la aplicación a la Unión Europea de las tarifas estadounidenses al acero y el aluminio, suspendidas hasta el 1 de mayo.

“No se hace la guerra contra tus aliados”, observó el domingo.

A pesar de sus diferencias, sus respectivas victorias electorales -consideradas durante mucho tiempo como inimaginables- los acercan, un elemento que Macron no olvidó resaltar. “Tenemos una relación muy especial porque probablemente seamos los rebeldes de cada uno de nuestros sistemas”, dijo a Fox News.

En los jardines de la Casa Blanca y acompañados de sus esposas, los dos dirigentes acudieron, cada uno con una pala dorada, lanzaron tierra sobre las raíces de un joven roble, proveniente de un bosque en el norte de Francia donde perdieron la vida más de 2.000 soldados estadounidenses en la Primera Guerra Mundial.