Doble salario mínimo y doble bono de alimentación ofrecen en tiendas para retener y atraer personal

En el centro comercial, además de los avisos de búsqueda de personal resalta la cantidad de locales cerrados de rubros como vestido y calzado, mueblerías y comida
En el centro comercial, además de los avisos de búsqueda de personal resalta la cantidad de locales cerrados de rubros como vestido y calzado, mueblerías y comida

 

Los avisos de búsqueda de personal invaden las vitrinas de centros comerciales y empresas. Pocos son los interesados en postular a las vacantes. La hiperinflación agrava la contratación de personal: muchos prefieren, incluso, trabajar en las minas antes que percibir, por ejemplo, los cinco millones que les ofrecen. La realidad los aporrea: con eso no pudieran comprar un par de zapatos en el mismo negocio en el que trabajan. Son, en suma, los embates de una economía insostenible, publica Correo del Caroní.

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En la mayoría de las tiendas y empresas de Puerto Ordaz buscan personal, pero los interesados son escasosFotos William Urdaneta
En la mayoría de las tiendas y empresas de Puerto Ordaz buscan personal, pero los interesados son escasosFotos William Urdaneta

 

Desde que Gina Saporito, encargada de una zapatería en el Centro Comercial Ciudad Alta Vista II, publicó en marzo un aviso de búsqueda de personal, no más de 10 interesados han entrado a la tienda a dejar su resumen curricular.

La competencia es dura, pues la mayoría de los establecimientos de ropa y calzado han empapelado sus vitrinas con ofertas de trabajo de vendedores, administradores, manicuristas, técnicos en computación y otros oficios más.

Todos buscan personal, pero los interesados en laborar en esos establecimientos son cada vez menos. El poco atractivo responde a los salarios, carcomidos por una voraz hiperinflación que en los primeros tres meses del 2018 se ubicó en 453,7%, de acuerdo con las estimaciones de la Asamblea Nacional. La escalada de precios ha dejado rezagado el salario mínimo, que apenas alcanza en estos días para adquirir un cartón de huevos, en el mejor de los casos.

Así como las empresas han tenido que buscar estrategias para retener a su personal, en momentos en los que la migración del talento profesional crece, también han tenido que estructurar ofertas más atractivas.

Saporito informó que en la zapatería ofrecen como pago mensual dos sueldos mínimos, vigente desde el 1 de mayo en Bs. 1 millón, comisión por ventas y doble bono de alimentación, también ajustado a partir de este mes a Bs. 1.555.500. “Desde marzo han venido menos de 10 personas y es por el sueldo porque todo el mundo se va a las minas”, dice.

La oferta base del comercio es de Bs. 5,1 millones al mes, monto al que se suman las comisiones y una bolsa de comida quincenal con varios alimentos. “Desde abril sumaron estos incentivos porque el personal no duraba, muchos por la falta de transporte porque el horario es hasta las 7:00 de la noche y a esa hora es difícil y los trabajadores viven lejos”, explica.

“Algunos trabajadores una vez que cobran el salario del mes se van porque no les alcanza”, dice la encargada de otro establecimiento, que prefirió mantener su nombre en reserva. En el local pagan además del doble salario mínimo, un bono de 700 mil bolívares, desde el 15 de abril, en un intento por mantener a su reducido personal.

Contrastes

Pero las mejoras contrastan con los artículos que ofertan que ni siquiera pueden ser cubiertos con el salario del personal. Un par de zapatos de mujer supera los 10 millones de bolívares, mientras que los de niños se consiguen desde los 8 millones de bolívares.

Ruth Cupare, administradora de una zapatería en el Centro Comercial Ciudad Alta Vista II, entiende el porqué de las dificultades para contratar y mantener el personal. “Es demasiado fuerte y las ventas no están buenas, yo las entiendo porque el dinero no rinde y la gente se está yendo a las minas”, coincide. “Esto ya es una zona minera, los que compran son mineros”, apunta.

El cartel que ha puesto en la minitienda tiene más polvo que eco, pese a que la oferta salarial incluye un bono de 1,5 millones de bolívares “para ver si la persona se entusiasma”. “Han venido muy pocas personas porque tienen temor del sueldo porque no alcanza. Eso es repetitivo”, dice, mientras se prepara para la jornada que normalmente realiza desde casa, pero que el miércoles la ha llevado a la tienda pues ni la encargada ni la vendedora pudieron asistir.

En otros negocios, el atractivo está en las comisiones más que en el salario en sí. Karla Jiménez, encargada de una zapatería infantil, indica que apartando el sueldo y el bono de alimentación, reciben 0,5% de comisión por las ventas quincenales, mientras que la encargada recibe 1%.

“En la última quincena, por comisión, se podían sacar hasta 7 millones, eso es lo que mantiene a la gente. Nadie va a trabajar por sueldo mínimo y cestaticket”, apunta. Pese a eso, solo dos personas se han acercado por la oferta de trabajo desde que publicaron los avisos de reclutamiento en marzo, “quizás por las mismas consecuencias económicas y la falta de transporte”.

En la tienda de accesorios celulares y servicio técnico, MegaStore, la comisión fue ajustada de 0,5% a 1% hace dos semanas por la crisis económica, indica la encargada Leidimar Sotillo. “Con el 0,50% no les daba para sostenerse, decían que se les iba en transporte”, apunta.

Salarios no aguantan hiperinflación

El ingreso mínimo mensual que recibe un asalariado venezolano es de 2.555.500 bolívares, el equivalente a $3 en el mercado paralelo. El monto permite cubrir apenas 3,3% de la cesta básica familiar que, en marzo, se ubicó en Bs. 75.446.014,83, de acuerdo con el reporte del Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros (Cendas-FVM).

La Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (Encovi), correspondiente a 2017, refleja que en el actual contexto de hiperinflación el trabajo formal asalariado pierde importancia como principal fuente de ingresos. “Los beneficios laborales pierden sentido y atractivo”, señala.

El estudio resalta que la depresión económica impulsa al venezolano a sobrevivir de diferentes formas, como la informalidad, mientras que “el trabajo productivo y eficiente pierde significado y valor social. Se requiere, a mediano plazo luego de un programa de ajustes, un plan de reinserción y reeducación de cara al mercado laboral”.

Con la estimación de la cesta básica de marzo, realizada por el Cendas, una familia requiere al menos 30 ingresos integrales para subsistir, un mínimo difícil de brindar por los empleadores en las actuales condiciones de retroceso productivo.

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