Surfista cuenta lo que tuvo que hacer para que un tiburón no se lo comiera (Video + Testimonio)

Captura de pantalla
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El 17 de abril, el argentino Alejandro Travaglini fue noticia porque se peleó con un tiburón en una playa de Australia. Alejandro fue mordido por el animal y sufrió graves heridas en sus piernas, publica La Nación.

Por: Víctor Pombinho Soares





Permaneció varios días internado en un hospital de la ciudad de Perth y ahora ya está en su casa, acompañado por su mujer, Tanya, y sus dos hijos Indigo (12) y Mali (9).

Alejandro, quien trabaja en la industria minera, habló con el diario La Nación desde su casa. Aún debe andar con muletas, pero está seguro de que va a volver a surfear. Inquieto, lidera un movimiento para exigirle al gobierno de la zona que tome medidas para evitar nuevos ataques de tiburones.

¿Cómo fue el ataque?

Fue complicado. Estaba trabajando en la organización de una competencia para el campeonato mundial de surf en la playa de Cobbelestones. Me tomé el día libre para surfear. Supuestamente tenía que trabajar, pero pedí que alguien me cubriera.

Fui bien temprano, estuve surfeando media hora y alguien vio una aleta y nos sacaron a todos del agua. Salimos, preguntamos quién lo había visto. Muchas veces se ven aletas y a veces son delfines, focas, ballenas o tiburones que no causan daño, lo había visto un español que por ahí no conocía, la descripción no fue muy específica.

Tomé un poco de agua y me saqué el traje. Nadie volvió a ver la aleta y empezó a meterse gente. La conclusión era que no había mordido y que no era un peligro, había pasado una hora.

Entonces nos volvimos a meter. Logro surfear una ola bastante buena, vuelvo contento, me siento cerca de otros surfistas. Mi amigo se asusta un poco porque siente que algo le pasa por debajo de la tabla. Le pregunto si me está molestando. Él me dice que está el tiburón. No hubo pánico, pero sí nerviosismo y nos alejamos un poco de la zona. Eso fue un error, porque actúas como una presa. Remo despacito para alejarme y dos segundos más tarde siento el mordisco en mi pantorrilla. Me sorprendí, pero sabía que era un tiburón. Se siente como que el mundo se te cae encima.

No sabes qué hacer, porque la mandíbula de ese animal no suelta fácil. Por suerte la mordida inicial al mismo tiempo mordió la quilla izquierda de la tabla. No logró cerrar la boca y apretar y hacer lo habitual que es revolear la cabeza. Y ahí te arrancan un pedazo y te causan el shock inicial. Dejan a las focas con poca capacidad de defensa.

¿Y después que pasó?

Entonces el tiburón vuelve a abrir la boca y empieza a mover la cabeza. Veo que tengo otra herida en las dos piernas con cortes importantes arriba de los cuádriceps. Son cortes laterales de los dientes del tiburón, que son filosísimos. Me cortó como un pedacito de papel. Ahí hubo un forcejeo, terminé abajo del agua, por lo que me cuenta la gente. Ahí yo logré, después de un forcejeo, recuperar mi posición sobre la tabla. La usé como escudo, él estaba pegado debajo, no se alejó.

Después salió de abajo e intentó nada alrededor. Ahí recuerdo claramente que se pone de costado y saca la mitad de la cabeza fuera del agua y ahí tuvimos un momento de contacto visual. Nos miramos a los ojos y él estaba intentando determinar qué animal le costaba tanto problema.

Cuando lo tengo enfrente mío abre la boca y ahí yo estaba enojado y lo insulté y le metí un tablazo en la nariz y traté de meterle la tabla en la boca. Mi amigo me dice que suelte la tabla, pero yo intentaba que la tabla estuviera entre mí y el tiburón. La usé como un escudo. Hay gente que dice que le pegué golpes, yo no lo recuerdo. Ahí me saqué la cuerda y empecé a nadar hacia la orilla. Lo último que vi del tiburón fue que nadaba hacia el otro lado con la cuerda en la boca. Mi amigo estaba cerca y me ayudó.

¿Y entonces?

Cuando llegué a la orilla siento el dolor y sabía que tenía las piernas mal. Ni intenté caminar. Entre dos me sacaron del agua. Miré mis piernas y me llamó la atención la pierna izquierda, porque tenía un corte profundo y mucha vi sangre. Les pedí que me hicieran torniquetes en las dos piernas para evitar desangrarme y lo hicieron con la soga de sus tablas.

Luego, me pusieron sobre una tabla de surf y me cargaron al estacionamiento. Fue difícil. Peso 100 kilos (220 libras) y mido 1.89 (6.2 pies). No es una playa de arena, son rocas difíciles de atravesar. Es cuesta arriba en una colina con arbustos. No sé cómo hicieron para no soltarme. Nunca toqué el piso. Cuando llegamos arriba, tuve que esperar a la ambulancia, que tardó unos 15 minutos. Los médicos de la ambulancia me estabilizaron, me dieron suero y medicamentos para el dolor, me hicieron torniquetes más profesionales y me llevaron en helicóptero a Perth que tienen un hospital muy bueno. Tuve mucha suerte.

¿Cómo fue el viaje en helicóptero?

El viaje en helicóptero fue la peor parte, tenía mucho dolor, me dieron sangre, ketamina, morfina, perdí un poco la conciencia y pensé que no llegaba o perdía una pierna. Fue muy impactante. Sentía que estaba en la guerra. Pensé que me moría, me sentía muy mal, muy débil. Yo me concentré en respirar y calmarme para conservar energía, nunca entré en shock.

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