María Auxiliadora Dubuc: El espejismo de la reconversión monetaria en Venezuela

María Auxiliadora Dubuc: El espejismo de la reconversión monetaria en Venezuela

Maria Auxiliadora

La reconversión monetaria que implica la eliminación de tres ceros al bolívar y la introducción de un nuevo cono monetario, es una propuesta del régimen a los efectos de palear la crisis económica que vive el país, al menos así nos lo han hecho saber. Esta medida en la práctica, ya había entrado en vigencia, de hecho, pues la mayoría de los consumidores y  comerciantes, enfrentados a los precios de mercado, preferían hablar de un valor de 350, en vez de decir 350 mil, o de mil, en vez de un millón. De manera que así todos entendían, y se ahorraban palabras que enredaban las cosas más que aclararlas, no aclares que oscureces.

Esta medida tiene algunas cosas buenas ya que desde el punto de vista meramente contable sin duda alguna ayuda a que las máquinas y los hombres simplifiquen los números que deben registrar. Trabajar con 6, 8 o 10 dígitos es una cuestión complicada, que muchas veces la maquinaria no está adaptada para trabajar con tantos dígitos. 





El caso es que esta propuesta de reconversión; debía entrar en vigencia el lunes 04 de junio, por lo que a partir de esa fecha, los precios, salarios, prestaciones sociales, tributos y cualquier operación de pago en moneda nacional debía comenzar a  hacerse con el nuevo bolívar soberano, razón por la cual los precios deberán reexpresarse al dividir los anteriores entre 1.000. Sin embargo, su implantación resulto pospuesta por unos 90 días a  solicitud  de Arístides Maza, Presidente de la Asociación Bancaria de Venezuela, a fin de realizar los simulacros y afinar los detalles necesarios para ello. Pero Nicolás aceptó posponer la reconversión pero solo por el lapso de 60 días y en ese orden emitió el  decreto con la fecha concreta.

La reconversión representa la eliminación de tres ceros al cono vigente y cambiarle el nombre a la moneda, asunto que ya debe sonarles conocido, de modo que la nueva moneda ya fue bautizada y se llamara: bolívar soberano. Se aplica de la siguiente manera:   2.000 bolívares pasarán a ser 2 bolívares soberanos, un producto que cuesta Bs 600.000 actualmente costará Bs S. 600, el salario mínimo integral es de Bs 2.555.500 a partir de la reconversión será Bs S. 2.550,5.

Las normas para la reconversión serán publicadas por el Banco Central de Venezuela y establecen la figura del redondeo, que se debe aplicar de la siguiente manera: “Toda fracción resultante de la reexpresión (al dividir entre 1.000) que sea inferior a cero coma cinco (0,5) céntimos, será igual al céntimo inferior; mientras que el de toda fracción resultante de la citada reexpresión que sea igual o superior a cero coma cinco (0,5) céntimos, será igual al céntimo superior”. Es decir, si un producto o servicio tiene un valor de Bs 500.639, al aplicar la reexpresión queda en Bs S. 500,64, debido a que el tercer decimal es mayor que cinco. Por otro lado si el producto costara Bs 500.634, la nueva expresión debe ser Bs S. 500,63, porque el tercer decimal es menor a cinco.

Esta medida ya había sido anunciada por Nicolás en el mes marzo, cuando ordenó imprimir una nueva familia de billetes bajo el argumento de que facilitarían las transacciones bancarias en un país que sufre desde 2017 una aguda carencia de efectivo, por lo que el Banco Central de Venezuela (BCV) informó que se trata de dos monedas de Bs S 1 y Bs S 0,5; y ocho billetes que van desde Bs S 2, 5, 10, 20, 50, 100, 200 y 500 bolívares. Los billetes contarán con todos los sistemas y elementos de identidad y seguridad necesarios para evitar que sean falsificados. Estarán identificados por los personajes y héroes nacionales como Josefa Camejo, José Félix Ribas, Rafael Urdaneta, Simón Rodríguez, Antonio José de Sucre, Ezequiel Zamora, Francisco de Miranda y Simón Bolívar. En el reverso destacan los paisajes naturales y la fauna de Venezuela.

En este orden de ideas, los bancos vienen trabajando arduamente para adaptarse a la reconversión propuesta procurando no afectar las operaciones ordinarias de los clientes. Hasta el momento ninguna autoridad o banco ha informado la suspensión de operaciones o atención a los clientes, cuando llegue el momento. Sin embargo, debemos estar atentos a las página web y redes sociales oficiales de Sudeban y los bancos a los efectos de  cualquier información adicional.

Pese a todos los esfuerzos realizados, persisten riesgos muy importantes de que no se pueda realizar la reconversión monetaria en la fecha propuesta por el gobierno, porque a pesar que según los entendidos la reconversión es una medida acertada, no solamente para la banca sino para los distintos factores del país, es necesario la realización de al menos tres simulacros, antes de la entrada en vigencia del nuevo cono y para realizarlos  se necesitan 90 días porque cada simulacro tiene un tiempo de duración de 15 días. Maza, en su carácter de Presidente de la Asociación Bancaria,  propuso que cuando comience el proceso de reconversión, se mantenga en circulación el cono monetario actual con el nuevo cono de bolívares soberanos, tal y como ocurrió durante la reconversión ejecutada en 2007, a esta propuesta  el Ejecutivo Nacional dio su visto bueno llamándolo “plan antiestrés” de convivencia entre los conos monetarios.

La realidad es que el cambio del cono monetario requiere de modificaciones sustanciales en los procesos administrativos y contables, además de la importación y distribución de billetes, de modo que con la postergación de esta medida económica se logró evitar un episodio similar al que se generó en diciembre de 2016 al intentar sacar de circulación 6 mil millones de billetes de cien bolívares. Igualmente hay otros elementos que deben evaluarse ante la situación que atraviesa la economía del país, por lo que resulta importante visualizar cómo se comporta una reconversión monetaria frente a una hiperinflación.

Es importante reconocer que la reconversión monetaria no tiene nada que ver con una política antiinflacionaria. Tiene, sin embargo, mucho que ver con la inflación que ha tenido lugar en los últimos años en el país. Hace pocos años, nació el bolívar fuerte –que a su vez equivalía a 1.000 de los bolívares– y ahora nace el bolívar soberano –que equivale a 1.000 bolívares fuertes. Resaltamos que desde un nacimiento al otro ha tenido lugar una inflación de 100 mil en el supuesto de que el bolívar fuerte haya tenido, en su momento inicial, un poder adquisitivo cercano a lo que se puede comprar hoy en día con el bolívar soberano, es decir casi nada. Téngase en cuenta que un café pequeño tiene un valor cercano a los 150 mil bolívares fuertes, dependiendo de donde lo compre, y ahora tendrá un valor de 150 bolívares soberanos. Se han cambiado los nombres, se ha cambiado la forma de medir los precios, pero no hay nada en esa reconversión monetaria que permita pensar que se está en presencia de una política de control de la inflación.

Adicionalmente y sin lugar a dudas el cambio del cono monetario tiene un costo alrededor de los 150 millones de bolívares por lo que habría que analizar si la inversión frente la proyección inflacionaria de 10 mil por ciento para este año, merece la pena, ya que sin haber realizado antes un riguroso estudio de viabilidad, pretende sustituirse la vieja familia de billetes por el bolívar soberano a través de un forzado cronograma que no repara en los plazos necesarios para su debida implantación y sin garantías de éxito. Una reconversión monetaria bien planificada incluye desde contratar con tiempo la elaboración de los nuevos billetes para garantizar su oportuna distribución a lo largo y ancho de territorio nacional, hasta el cambio en el sistema de cómputos y calibración de los cajeros automáticos de los bancos, pasando por una bien diseñada campaña de información al público. Nos preguntamos si no se pasearon por estos escenarios.

De modo que de pronto me parece que andamos por el camino equivocado y no se trata aquí o la solución no está en implantar una reconversión monetaria, sino una reforma monetaria, como un proceso que va más allá de una simple y aislada reducción de ceros a la moneda, ya que esta ultima implica un manejo responsable de la política fiscal, monetaria y cambiaria para estabilizar la macroeconomía y crear un ambiente propicio a la inversión productiva, ya que solo si se erradican las causas de la inflación y se reactiva la economía tiene sentido la sustitución de billetes de alta denominación por una nueva familia de billetes.

Pretender acuñar un nuevo cono monetario sin haber estabilizado la macroeconomía y en un contexto de prolongada y profunda recesión podría resultar un fracaso contundente, dado el creciente déficit fiscal y su financiamiento monetario, el inminente default de la deuda externa, el colapso de la producción petrolera, del ingreso en divisas, la escasez y la hiperinflación. Esto se traduce en un gran el problema monetario ese, que existe hoy en día en el país, ya que el valor total de todos los billetes y monedas que circulan en la economía nacional es un porcentaje muy bajo del valor de todos los bienes y servicios que se transan habitualmente. Más aun, este último valor aumenta día a día, mientras que el monto del efectivo monetario se mantiene estancado, o no crece a la misma velocidad. De allí el extraño fenómeno que se ha generado en este país de que los billetes, habiéndose convertido en un bien escaso, tienen un precio en el mercado superior su valor nominal o facial. Hay, por lo tanto, que imprimir y echar a circular una cantidad mayor de efectivo que mantenga una proporción más adecuada con los bienes de servicios que se transan en el mercado nacional.

Por lo que solo aspiramos que el anuncio del gobierno de implantar un nuevo cono monetario, cuente con los recursos, es decir, con las cantidades necesarias de nuevos billetes, a los efectos de evitar un caos parecido al del 2016 cuando intentaron retirar el billete de 100 bolívares en un dos por tres. Esperamos igualmente que permitan que las dos familias de billetes circulen simultáneamente y remarcar los viejos billetes hasta que el nuevo cono monetario cubra plenamente las necesidades de efectivo en el país, porque la improvisación anuncia una crisis de efectivo de mayores proporciones a la que tenemos, crisis esta, que nos puede afectar a todos.

La realidad es que los programas de estabilización demoran varios años en dar los resultados esperados en lo relativo a la contención de la inflación y la recuperación del poder adquisitivo de la moneda nacional, de modo que no existe fórmula mágica que detenga la hiperinflación de un plumazo. Para evitar que en Venezuela se reediten fallidas experiencias, la dolarización se plantea como la única medida que permitiría al gobierno una súbita reducción de la inflación, ya que  obligaría a sincerar los precios y tarifas de bienes y servicios públicos, corregir el déficit fiscal y erradicar su financiamiento a través de la emisión de dinero sin respaldo, en este sentido,   la mera reconversión monetaria no asegura que se cumpla ese propósito. Si bien es cierto que la misma implica en un primer momento la presencia de nuevos billetes y monedas, con más valor nominal, la inflación, que no parece detenerse, volverá escasos esos nuevos billetes, igual como volvió escasos los billetes que estaban nominados en bolívares fuertes, y en este orden, me temo que no resultará efectiva en el fondo. A decir verdad, la reconversión monetaria no es más que un espejismo, que intenta hacer creer que se están realizando esfuerzos por palear la crisis económica cuando en el fondo no es más que un simple disfraz que intenta tapar el sol con un dedo.

MARIA AUXILIADORA DUBUC P.

@mauxi1