Merentes, el arquitecto del tipo de cambio más complejo del mundo

Merentes, el arquitecto del tipo de cambio más complejo del mundo

(Foto AFP/ Leo Ramírez)

¿Cuánto cuesta un dólar en Venezuela? La respuesta rápida es la tasa oficial de 6,3 bolívares fuertes, pero la realidad es más compleja, sobre todo con el nuevo Sistema Complementario de Administración de Divisas (SICAD), una subasta en la que el precio oficial no será conocido por el público y cuyos resultados se divulgaron a los participantes desde este jueves, publica BBC Mundo.

A través del SICAD el valor de la divisa varía si el uso será para viajar de turismo, para importar medicinas, para un comerciante de una zona franca o si se es un vendedor de repuestos de automóvil. Sólo estos sectores están autorizados para adquirir dólares en un mecanismo que el gobierno de Nicolás Maduro quiere establecer de manera quincenal.





El objetivo es tratar de descomprimir la enorme demanda de dólares en Venezuela, que lleva a muchos a pagar en el mercado negro hasta cinco veces el valor de la divisa. Este mercado paralelo mueve millones de dólares pese a que está penado por una ley de delitos cambiarios (que además criminaliza la publicación de cualquier precio del dólar que no sea el oficial).

Desde hace más de una década los venezolanos viven esta dualidad de mercados para comprar moneda extranjera. Una política tomada por el fallecido presidente Hugo Chávez, su cercano ministro de Planificación Jorge Giordani, y el ac tual titular de las finanzas públicas, Nelson Merentes.

Pero es este último, quien ha sido señalado de ser el arquitecto del SICAD, llamado el sistema cambiario más complejo del mundo.

En especial porque los venezolanos, lejos de acudir a un banco o casa de cambio con un documento de identidad y la cantidad a cambiar -como en los países del entorno- tienen que pasar por complejos procesos burocráticos ante el gobierno a la hora de conseguir dólares.

Tambores

Cada 24 de junio, en el pueblo costeño venezolano de Naiguatá, en las afueras de Caracas, se celebra una típica y popular danza con tambores afroamericanos. El titular de Finanzas, y uno d elos ministros más longevos del chavismo, oriundo del lugar, es un asiduo asistente, e incluso a veces sorprende a sus guardaespaldas participando del baile.

Merentes, un marxista convencido, es un matemático risueño de prominente bigote que viene luchando desde hace varios años con una tarea no menor: tratar de domar una inflación que supera el 30% anual, los persistentes problemas de desabastecimiento de bienes básicos, y la desaceleración maracada en el crecimiento (-0,7% en el primer trimestre de 2013).

Algunos economistas ya tildan la situación de “estanflación” (estancamiento con inflación) pese a que le país recibe enormes ingresos petroleros, con un barril que supera US$100.

Desde que llegó al poder en abril, Maduro ha estado denunciando constantemente una supuesta guerra económica declarada por la “derecha fascista” (al referirse a opositores, algunos empresarios y medios de comunicación). Pero a la vez Merentes ha irrumpido en la escena política con aires de pacificador.

El ministro, de hecho, fue uno de los pocos prominentes chavistas que no dejó de ir al canal Globovisión, vetado y acusado de golpista por otros por su línea editorial muy crítica con el gobierno hasta que fue adquirido por nuevos dueños.

Desde 2009 es presidente del Banco Central de Venezuela (BCV), y actualmente cumple su tercer período como ministro de Finanzas (las anteriores, en 2001 y entre 2004-2007).

Y al contrario que otros altos funcionarios que apuestan a controlar los precios por decreto, el ministro se ha propuesto atajar la inflación por el camino de la producción.

“Vamos a crear zonas económicas para la producción del consumo interno masivo, precisamente para la parte de ataque a la inflación, pero también vamos a hacer zonas, a veces mixtas, para la exportación”, anunció en mayo.

Su estrategia declarada es: reunirse hasta la extenuación con los diferentes rubros, recoger inquietudes y sobre todo acelerar la entrega de dólares. Y para eso reformuló el SICAD.

La subasta fue ideada en marzo para sustituir al eliminado Sistema de Transacciones con Títulos en Moneda Extranjera (Sitme), por el que se ponían en ciruclación unos US$800 millones de dólares a un tipo de 5,3 bolívares a través de bonos de deuda del Estado.

Tras una primera subasta de US$200 millones, el SICAD había permanecido congelado hasta que el pasado 11 de julio se abrió el plazo para la posta.

La nueva versión trata de fijar menos requisitos burocráticos, fue abierto a los ciudadanos y compartimentado por sectores empresariales: importadores de repuestos de automóvil, medicamentos, comerciantes de zonas francas de Margarita y Falcón.

Secreto

Sin embargo, el precio final de venta del dólar en la subasta permanecerá sólo conocido por los ganadores, para evitar que se divulguen de la divisa que sean superior a la tasa oficial y que generen presión sobre la cotización del mercado negro.

Según le adelantó al diario El Universal uno de los directores del BCV, Armando León, la ley de ilícitos cambiarios además prohíbe citar tasas diferentes a la oficial.

No obstante, para el economista José Guerra, expresidente del Banco Central, la idea es “un absurdo” por cuanto la subasta la organiza el gobierno y eso la convierte en oficial.

De la subasta saldrán tantas cotizaciones como sectores, lo que Guerra llama “el dólar Merentes”.

“No creo que deba haber subsidios cambiarios generalizados y además creo en la unificación del tipo de cambio y cuantos más haya, más difícil será unificarla posteriormente”, le comenta Guerra a BBC Mundo.

“Va a haber tantos tipos como subastas. Es un sistema que está haciendo muy compleja la administración de la política cambiaria”, opina.

Según le dijo Guerra a BBC Mundo el problema está en realidad en la falta de confianza de los venezolanos en su moneda por la fuerte inflación y la expansión de liquidez con la impresión de papel moneda por parte del BCV.

“¿Con una inflación del 40%, quién va a querer tener bolívares? La gente no quiere los bolívares y hay que forzarla a tenerlos. Para eso tienen que imponer un ‘corralito’ (cambiario)”, afirma.

Tras la subasta, Merentes busca mostrarse como el artífice de la agilización de la entrega de divisas. Eso sí, con un sistema tan complejo que seguirá estando por verse cuánto cuesta el dólar.

A decir por lo que se paga por un Big Mac de McDonald’s, según el conocido índice de la revista The Economist, el dólar debería rondar los 9,88 bolívares, un 57% más de la tasa oficial.

¿Devaluación?

Desde la oposición, se denuncia que la subasta del SICAD supondrá una devaluación encubierta por cuanto el Estado distribuirá dólares a un precio mucho más alto que el 6,3 bolívares que marca la tasa oficial.

Sin embargo, el economista Alejandro Grisanti, analista para América Latina de Barclays, prefiere no hablar de devaluación sino de una situación en la que gana el Estado, que vende los dólares más caros, y el ciudadano, que los compra más baratos que en el mercado “no oficial”.

“La devaluación ya sucedió con la fuerte subida del tipo de cambio ‘no oficial'”, afirma Grisanti en converesación con BBC Mundo. “En la medida en que el sector privado va a comprar dólares a un tipo menor que en el mercado no oficial, representa una apreciación”.

No así el economista Henkel García, de la firma Econométrica, quien le explica a BBC Mundo que efectivamente “es una herramienta para elevar el tipo de cambio promedio en la economía”.

“El dólar se va a cotizar a más del doble del tipo de cambio oficial”, adelanta García, que calcula que la tasa será entre 13 y 17 bolívares, para un tipo promedio del total de la economía que va a rondar los 9 bolívares.

“Veremos diferentes precios dependiendo de cada sector. Si es considerado prioritario será un poco inferior. Para sectores no tan prioritarios, será inferior”, explica García.

“El problema es que con un tipo tan sobrevaluado, la demanda de divisas siempre va a ser brutal”, opina.