Ventajas y desventajas de tener al niño en un corral

Ventajas y desventajas de tener al niño en un corral

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Poner a un bebé por largas horas en un espacio pequeño podría afectar las habilidades motoras, sensoriales, limitar la exploración, e incluso el lenguaje. Así lo explica la directora del programa de terapia ocupacional de la Universidad del Rosario, Claudia Marcela Rozo, quien asegura que lo primero que hay que limitar con el corral es el tiempo de permanencia del niño en este. Está bien utilizarlo en ciertos momentos, pero, luego, dicho tiempo debe ser compensado con actividad y ejercicio. “Lo ideal es que por cada hora que el niño permanezca dentro del corral tenga una hora para estar con un adulto responsable que haga procesos de juego y estimulación, porque permanecer en un espacio limitado no permite la movilidad permanente del bebé y puede atrasar su desarrollo”, agrega la especialista.El corral tampoco puede hacer las veces de cuidador del niño, porque, según Rozo, le limita la posibilidad de explorar, algo que es innato en los bebés. Explorar es un paso importante en el desarrollo, porque arranca con las funciones del propio cuerpo, hasta conocer cómo se mueve la mano, qué se puede o no hacer, qué sucede cuando se arrastra o gatea.

Los bebés también exploran con la mamá, con el seno que los alimenta, con sus emociones –cuando están tristes o alegres–, cuando están tibios o fríos. Pero también necesitan hacer experimentos directamente sobre los objetos y ver qué pasa cuando tocan un botón o abren un cajón y encuentran cosas desconocidas allí. Ese contacto con el ambiente es casi imposible tenerlo desde el corral. Según Rozo, algunas madres podrían preferir que el niño no haga un gran desorden en la casa, cuando en realidad todo eso hace parte de su aprendizaje, de su proceso de gateador o caminador, claro está, en espacios seguros. “Las motoras son habilidades seriamente afectadas por el excesivo uso del corral, pero también hay habilidades sensoriales que no se van a potenciar, o lo van a hacer menos, porque el infante pierde contacto de manera temprana con materiales como el piso, el tapete, lo áspero, lo suave y lo frío”, dice. Cognitivamente, también se reducen las posibilidades de aprendizaje, porque el niño está en contacto siempre con lo mismo y no va experimentar tantas cosas como quien camina o gatea libremente. Con un repetitivo contexto son pocas las posibilidades de crear e imaginar. Según Rozo, como si fuera poco, también se puede demorar más el desarrollo del lenguaje, porque al estar aislado hay menos necesidad de comunicación y contacto con la persona que está a su cargo.

Las emociones





La pediatra Martínez dice que cuando un niño se encuentra en el corral, emocionalmente se siente limitado, tiende a llorar mucho y a volverse apático, pues se siente solo, abandonado. “La madre se siente tranquila porque en cierta forma el bebé está en su cuadro visual, encerrado en el corral, así que muchas veces se pierde la noción del tiempo y se tiende a dejarlo ahí largas jornadas”, cuenta la experta de la Javeriana. Algunas  madres o cuidadoras, con el fin de evitar el llanto del bebé, llenan el corral de juguetes y teteros, pero según la experta del Rosario, ese afán de que lo tenga todo allí tiene riesgos para su salud: “Es importante que este espacio no se convierta en el ‘guardadero’ de elementos de los niños, porque si allí duermen, comen, juegan y se les cambia de pañal, se corre el riesgo de acumular suciedad, incomodad e inseguridad para el bebé –tomar tetero solos y acostados en una superficie tan plana tiene un alto riesgo de que broncoaspiren”. La recomendación de la pediatra es poner en el corral juegos que sean didácticos para la edad y con los cuales no se corran riesgos. Además, siempre que pueda, la mamá le debe hacer sentir que está acompañado y que ella está pendiente de él.

Espacio para el bebé

La terapeuta del Rosario dice que la gran utilidad del uso del corral es evitar que el niño se lesione en ciertas etapas del desarrollo, cuando el adulto tiene que hacer alguna actividad. No obstante, el consejo de la experta es utilizarlo solo por ratos y hasta cuando el niño pueda montar el pecho o el estómago en la baranda, momento en que se vuelve inseguro.Martínez también coincide en que el corral se debe usar por periodos cortos, pues “es importante recordar que el menor de 2 años necesita todo el tiempo para explorar e ir descubriendo el mundo que lo rodea, por eso es muy importante dejarlo en sitios con espacios amplios donde tenga movilidad”.

El espacio ideal para que un bebé permanezca, según Rozo, es el piso, y si los padres toman ciertas precauciones para acondicionarlo no deben temer que el infante se arrastre, gatee, ensucie, corra, explore y juegue. Mientras más amplios sean los espacios, mejor.La especialista del Rosario dice que quienes creen que se han excedido con el uso del corral, sin saber sus efectos negativos, no se deben sentir culpables, pues asegura que siempre hay tiempo para enmendar los errores: “Los cerebros de los niños son plásticos y flexibles, así que las acciones con ellos se pueden mejorar. Dicha plasticidad permite que, aunque el niño haya pasado mucho tiempo en esa situación, se tomen las medidas correctivas”, asegura. Los consejos de Rozo para acondicionar la casa al bebé es la limpieza del piso, poner barandas en las escaleras, mantener los baños cerrados, para evitar que el niño acceda al inodoro, a la canasta del papel usado o que tenga accidentes con los vidrios o espejos.

Las ventajas

• Es un espacio seguro cuando el bebé aprende a dar vueltas. Evita situaciones como la caída de la cama, por ejemplo, cuando toma la siesta.

• Mientras el bebé está en el corral, durante un tiempo restringido, la mamá le puede cantar o hablar para que se sienta acompañado.

• Una de las ventajas del corral es que el bebé no está en brazos permanentemente, pero al salir debe ser acariciado para que sea consciente de su cuerpo y del afecto de su familia.

• Es un elemento que se puede movilizar al lugar de la casa en que la madre lo necesite.

• Le permite a la madre o al cuidador hacer actividades cotidianas, breves, con tranquilidad, porque el bebé está a salvo.

 ABC del Bebé.