La escasez de mantequilla dispara la alarma entre los franceses

La escasez de mantequilla dispara la alarma entre los franceses

French farmer Ghislain De Viron (C) holds butter made from a blend of European Union milk as a substitute for French butter as he speaks to consummers in the hyper market Leclerc d'Alllonnes, near Le Mans, northwestern France, on November 10, 2017 during an action of French farmers to sell butter at a price that will remunerate them. / AFP PHOTO / JEAN-FRANCOIS MONIER
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Una escasez de mantequilla ha disparado la alarma entre los franceses, que la compran por doquier cuando la encuentran y la “googlean” ansiosamente, revelando cuán ligados están a un producto reclamado ahora también en otras mesas del mundo.

En un país cuya gastronomía es patrimonio inmaterial de la humanidad, la imagen de estantes vacíos ahí donde normalmente abundan las ofertas de marcas de mantequilla se ha convertido en una inédita costumbre desde septiembre.

Entre el 30 de octubre y el 5 de noviembre, las grandes superficies no pudieron hacer frente más que a un 47% de la demanda, una cifra preocupante para unos ciudadanos que consumen 8 kilos al año cada uno, un récord mundial.

– Mantequilla casera –

Linda Benhassan, que trabaja en un supermercado en el centro de París, explicó que algunos se llevan los paquetes por decenas. “Tienen miedo de quedarse sin, especialmente ahora que se acerca Navidad”.

La búsqueda sobre “cómo hacer mantequilla” se disparó un 928% entre septiembre y octubre de 2017 en Google y el canal culinario Hervé Cuisine colgó un video en Youtube sobre cómo fabricarla que obtuvo más de 82.000 visitas en una semana.

“Había publicado la receta de un pastel, pero algunas personas me dijeron que no hallaban mantequilla” para prepararlo, dijo a la AFP el responsable del canal, Hervé Palmieri. Y con su tutorial obtuvo un éxito de visitas que “hacía tiempo que no registraba”.

– Un regreso a la infancia –

“Los franceses mantienen una relación muy afectiva con la mantequilla”, explica Remy Lucas, sociólogo de alimentación.

“Por un lado es un regreso a la infancia, a la dulzura de las comidas más íntimas, esto es, el desayuno y la merienda”, en los que se unta en el pan. “Por otro, está asociada a la cocina tradicional”, donde esta grasa animal se utiliza para hacer salsas y cocinar los alimentos.

Con esta penuria, “nos percatamos de hasta qué punto la mantequilla forma parte de nuestro día a día. Aunque podríamos prescindir de ella desde el punto de vista nutricional y culinario (…) la idea de que nos pueda faltar se nos hace insoportable”, afirma.

Para algunos, la angustia es tal que compran productos profesionales.

En el sitio Tompress, especialista en material culinario, la mitad de las ventas anuales de mantequeras (50) y desnatadoras eléctricas se realizaron en tres semanas, dijo a la AFP su responsable de compras, Micaël Diancoff.

– Croisanes en China –

Las causas de esta escasez son múltiples y muchos profesionales sostienen que es ficticia al ser resultado de una falta de entendimiento entre distribuidores y grandes superficies.

Uno de los factores clave es el alza de la demanda en muchos países debido a una “rehabilitación” de la mantequilla -desaconsejada durante décadas por los nutricionistas-, así como al éxito creciente de la bollería francesa, especialmente en China. A ello se suma una producción lechera a la baja a nivel global.

En consecuencia, los precios se dispararon, de 2.500 euros la tonelada en abril de 2016 a 7.000 euros a mediados de este año. Los agricultores acusan a las grandes superficies de negarse a pagar el precio justo, provocando la escasez en los estantes, que se acentúa con las compras masivas de los consumidores angustiados.

– ¿Mantequilla congelada? –

Un indicio de que la penuria no sería en efecto real es que panaderos y pasteleros siguen obteniendo la mantequilla que encargan a sus mayoristas, si bien sufren la escalada de los precios.

La mantequilla que hace 15 meses pagaba a 4,80 euros el kilo, Dominique Eury, propietario de una tienda en el oeste parisino, ahora le sale a 8,50.

“Aunque hayamos subido un poco los precios de nuestros croisanes, no podemos repercutir la totalidad”, afirma este panadero.

Eury explica que de cara a las fiestas navideñas, almacenará un poco más de lo habitual, como también lo hace su colega Arnaud Delmontel, dueño de cuatro panaderías en París.

Delmontel estima que “hay quienes están haciendo mucho dinero” con esta situación y asegura que su proveedor recibe mantequilla que pierde agua. “Esto quiere decir que ha sido congelada, que hay gente que la retiene para que los precios aumenten”.

por Anna PELEGRI y Fiachra GIBBONS/AFP

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