Hace 66 años la Dictadura asesinó al Secretario General de AD. Querían asesinar la resistencia a la dictadura. Leonardo Ruiz Pineda, jefe político bajo cuya conducción compartí en la clandestinidad, era muy sensible y culto. De sólida formación ideológica y organizativa. Abierto al debate, su coraje se fundaba en la entrega al servicio de lo colectivo.
El 22-10-1952, a mi hermana la poetisa Lucila Velásquez y a mí, correajes clandestinos, nos dan la trágica noticia. Éramos parte del equipo cercano de Leonardo. Llenas de dolor y aflicción, un siendo dirigentes del Partido perseguidas, asumimos con determinación ir al lugar de su muerte, a rendir el homenaje de la militancia de AD. Amanecimos la madrugada del 23, en San Agustín del Sur, nos arrodillamos ante el charco de sangre derramada en la acera. Juramos en su honor y por la causa, redoblar los esfuerzos, seguir adelante por la libertad y la democracia. Al poco transcurrir, recuperé la sensatez clandestina del riesgo que los esbirros nos detuvieran. Y en compartido nos retiramos .
Fue el Ministro más joven del Presidente Rómulo Gallegos. Con humanismo condujo al partido. Como líder juvenil de AD, tuve intercambios ideológicos y de formación, propiciaba el debate. En cartas clandestinas que me envía hace referencia a esto.
En el Prólogo del Libro Negro muestra su pensamiento: “Este Libro es un fragmento de negra historia venezolana, testimonio de conmoción violenta de la República; escrito en un alto de la batalla entre la nación que reclama libertades, y la camarilla que usurpó su soberanía…No ha sido inspirado por la pasión, ni concebido en el delirio de la fiebre política. La dictadura fracasó con su acción contra la resistencia clandestina al régimen.Leonardo desde entonces vivió y fue inspiración como mártir de libertad.
Hoy cobra inmensa significación. Los caídos sin excepción, son mártires del presente que inspiran la fortaleza del luchador democrático. Igual la Unidad del mensaje de Leonardo: “La República anhela paz social y reclama clima de convivencia para emprender las grandes tareas que nos imponen el presente y el futuro. El hombre de trabajo y empresa, el agricultor y el campesino, el obrero y el comerciante, el industrial y el maestro, la mujer y el niño, todos por igual ansían un ambiente de concordia venezolana y de estabilidad democrática “.
Isabel Carmona
Presidenta de AD
Vía: UN