Francisco Bello: Cómo llegamos, cómo salimos

Francisco Bello: Cómo llegamos, cómo salimos

La política siempre ha estado presente en la vida de los venezolanos. Ha sido común encontrar en las calles a personas haciendo críticas al gobierno, promoviendo con vehemencia una opción, un partido, un candidato o de pronto criticando y hasta satanizando a otro.

Nos movemos en base a sentimientos y nuestra parcialidad o militancia política ha sido netamente emocional. Normalmente no analizamos en profundidad las opciones antes de hacernos partidarios de alguna y al final, somos capaces de fabricar todas las virtudes en quien nos cae bien y todos los defectos en quienes no nos simpatizan.

Esta manera de ser tan particular, nos ha llevado, con muchísima frecuencia, a cometer errores que pagamos con hambre y sufrimiento. En la historia reciente, buena parte de nosotros se dejó seducir por un discurso anacrónico y agotado. Chávez, con un histrionismo impresionante, rescató el relato de la lucha de clases, lo abonó con la antipolítica que se respiraba en el ambiente y logró embrujar al menos a 7 de cada 10 venezolanos. 





Vale la pena acotar que no es cierto que su liderazgo se sustentó desde un principio en las clases populares; con la capacidad organizativa y los limitados recursos que tuvo en sus inicios, jamás hubiese podido llevar su mensaje a todos los rincones del país. Fueron los factores de poder, encabezados por los principales empresarios, dueños de medios y más influyentes miembros de la sociedad caraqueña, sus principales promotores, movidos por la creencia de que les sería rentable acabar con los partidos que limitaban su capacidad de ”hacer negocios” con el estado.

A partir de ahí hemos seguido nuestra irresponsable aventura; quienes representan el status quo de la política, con el apoyo de factores económicos y la complacencia de buena parte de la fatua sociedad, han seguido buscado y encontrado opciones que han hecho mucho más complicado salir de esta pesadilla. Basta revisar las candidaturas y los liderazgos que se nos han impuesto: Para comenzar nos “metieron por los ojos” otro militar golpista; inmediatamente después, casi parafraseando a Chávez, cayeron en la tentación de hablar pestes de la cuarta, culpando de nuestros males a “la vieja política”, señalando a copeyanos y adecos, para terminar en la contradicción de escoger como candidato a uno de estos, pero disfrazado… Y así, fuimos pasando por predestinados, colaboracionistas, pusilánimes, sabelotodos, manipuladores y yuppies, hasta que cerramos el círculo con otro militar chavista como abanderado de “la oposición”.

Aunque el venezolano sigue siendo el mismo, muchas cosas han cambiado. La moda ha sido desplazada por la necesidad, los medios que fabricaban liderazgos han sido erradicados y las asociaciones de cogollos, convertidas en compañías anónimas, cuyo objeto principal es la repartición de dádivas, son inútiles y sumamente rechazadas: Porque ya no hay nada que repartir y porque su razón de ser es pública y notoria. Por otra parte, el poder económico que permanece en el país es otro totalmente distinto y tiene nuevos protagonistas, porque quienes pusieron y vivieron al régimen, hace tiempo que huyeron con su capital y su utilidad y quemaron su cédula en la primera “barbacoa”.  

También el régimen ha cambiado su naturaleza. Sin el talento estratégico de Fidel ni la capacidad comunicacional ni el liderazgo de Chávez, ha dejado de ser un proyecto político para convertirse en un complejo entramado donde cohabitan bandas delictivas, intereses económicos, chulos internacionales, narcotráfico e incluso, se habla con propiedad de la presencia de células terroristas que amenazan al mundo occidental.

Frente a estas nuevas realidades, no es posible siquiera pensar en revivir las fallidas prácticas pasadas. Tan solo considerar la posibilidad de reeditar la farsa electoral de mayo mediante unas elecciones sin condiciones y con Maduro en el poder o darle largas a un diálogo que, desde Dominicana, ha sido utilizado por el chavismo, como “conteo de protección” cuando se tambalea, no solo es rechazado por la gran mayoría de los venezolanos sino también por nuestros verdaderos aliados que son la clave para construir una solución.

Presiones, bloqueos, sanciones,  aviones que sobrevuelan, incluso las claras amenazas a Rusia y China en lo que más les duele: El reconocimiento de la deuda por parte de un nuevo gobierno; el avance del TIAR y la posibilidad cierta del uso de una fuerza infinitamente superior a la que los mantiene, han puesto al régimen y a sus cómplices contra las cuerdas y comienzan a escucharse los secos crujidos que hacen sus inmensas fracturas internas.

Dentro del chavismo, se presiente una carrera por ver quien consigue pactar primero, quien entrega a quien, como hace cada cual para salvarse utilizando la cabeza de su compañero como moneda de cambio. Todo parece indicar que quienes ya no tienen salida y huyen hacia adelante, no tendrán el final “de película” que algunos suponen y su captura no tendrá fotografía, ni actores invitados, ni banda sonora; por el contrario, que será discreta, oculta, oscura y muy probablemente, esté siendo planeada  por su propio entorno, mientras yo escribo o usted lee este artículo.