En las profundidades de la prisión de máxima seguridad para mujeres del centro de California, cientos de mujeres encarceladas han tenido que someterse a esterilizaciones forzadas, según un nuevo documental mostrado la semana pasada como la apertura del Festival de Cine de Human Rights Watch (HRW).
La esterilización forzada se define como el “proceso o acto médico involuntario que hace que el individuo sea incapaz de reproducción sexual” y una violación grave de los derechos humanos que todavía ocurre en muchos bolsillos de todo el mundo.
El documental “El vientre de la bestia ” de Erika Cohn afirma que ocurrió en los Estados Unidos hasta al menos 2013.
El festival de cine HRW fue un evento digital este año debido a la pandemia de coronavirus.
La exposición destaca las injusticias irreversibles que las mujeres a las que se les hizo someterse al procedimiento, llamado ligadura de trompas, ahora luchan, y subraya la flagrante “falta de recursos, atención e interés” que tratan inadecuadamente las consecuencias.
Debido a la ubicación remota en el centro muerto del terreno desértico de California, las violaciones a los derechos humanos y reproductivos que se producen dentro de la prisión para mujeres del centro de California pasan desapercibidas, señaló Cohn. También señaló que el procedimiento se dirige principalmente a mujeres de color.
“Es bastante impactante que la eugenesia moderna siga sucediendo”, dijo Cohn a Fox News. “Calculamos que 1.400 procedimientos de esterilización ocurrieron entre 1997 y 2013, y no hay mucha información sobre lo que era médicamente necesario”.
“Belly of the Beast” cuenta la historia de Kelli Dillon, una de las mujeres que dijo que fue esterilizada involuntariamente en las instalaciones de California. Se ha asociado con la abogada Cynthia Chandler para atraer la atención nacional sobre el tema y detener las violaciones a través de investigaciones sobre crímenes contra las mujeres.
El dúo maniobra dentro y fuera de las salas de audiencias, luchando contra un sistema en el que pocos creían que tal práctica aún reinaba y luchando con el contraargumento de los médicos y funcionarios de la prisión de que el procedimiento médico era para el mejoramiento del individuo.
“La invisibilidad de las personas en las cárceles de mujeres es emblemática de la falta de valor otorgado a la salud y el bienestar de las mujeres y las personas transgénero de color y las personas empobrecidas de todas las razas”, explicó Chandler.
El caso recibió mayor credibilidad hace varios años luego de una investigación en profundidad realizada por el Centro de Informes de Investigación (CIR), que descubrió que casi 150 mujeres se sometieron a ligaduras de trompas en las cárceles de California entre 2004 y 2013. El centro expuso además que “el personal médico en dos prisiones que albergaban a mujeres embarazadas que tenían como objetivo esterilizar a personas que consideraban que probablemente volverían a prisión. El personal médico hizo que muchas de las mujeres firmaran formularios de consentimiento, lo que provocó un debate sobre las limitaciones del consentimiento para las personas encarceladas una vez que se expuso la práctica “.
La cuestión del consentimiento se encuentra en el centro del debate. Y no solo California ha sido objeto de escrutinio sobre el asunto en los últimos años.
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