Alix Navarro: El Cartel de las Togas y la justicia al error

Alix Navarro: El Cartel de las Togas y la justicia al error

Seguramente conocen el tema, y quizás lo toman como algo abstracto. Hoy día encontramos artículos, videos en YouTube y mucho más, sobre escándalos protagonizados por representantes de las altas cortes en muchos países.

Nuevamente el caso del Ex Presidente Álvaro Uribe, nos obliga echar una miradita al sistema judicial. El periodista colombiano Herbin Hoyos ha expresado al respecto: “Cuando en un país no hay justicia, cuando en una sociedad la justicia está al servicio de quien más pague por ella, el Estado se hace inviable”. Coincido totalmente, puesto que en Venezuela lo vivimos “en carnes”, como dicen los españoles.   

Martha de la Vega, también periodista colombiana, comenta y advierte que la corrupción de las cortes judiciales en Colombia ocasionará el decaimiento del sistema democrático del país. Aquí me permito echar mi asiento para atrás, cruzar los brazos y ajustarme los lentes, para darle la razón. Ciertamente, si el ente encargado de garantizar el Estado de derecho de los ciudadanos está al servicio de la corrupción ¡el resultado será nefasto! 





¡Definitivamente el panorama judicial en Colombia está para halarse los pelos! Por una parte, los excesos en el caso del Ex Presidente Uribe, mientras que de la deuda moral y legal que tienen las Farc con el pueblo colombiano por atroces crímenes cometidos por más de 250 cabecillas de este grupo, la JEP solo afirma que desarrollan una estrategia de justicia “transicional” a cambio de confesión, ja. 

Todo esto, trae a mi memoria el libro “Los juristas del horror” de Ingo Müller (1987). Este escritor y abogado, relata la locura que imperó en el sistema judicial alemán en tiempos del Führer.  Su edición en español contiene una advertencia explícita:” alertar a los pueblos (de habla hispana) acerca de los peligros que implican el fanatismo y la irracionalidad cuando, en nombre de una revolución, convierten a algunos abogados en siervos de una corriente política en la que imperan el populismo y la demagogia, o, como dijo el escritor Rolf Hochhuth, Horrendos Juristas”.   

La doctrina nazi de lo “supremamente justo” fue impartida desde la academia y formó a sus supremos monstruos. Éstos últimos, tomaron dicha doctrina como fundamento de sentencias e interpretaciones homicidas. Aquí advierto yo, la historia suele ser cíclica si nuestra memoria social es corta.

Pesos y contrapeso, el control entre las diferentes ramas del poder público. Montesquieu y su legado de: “el poder limita al poder”, imaginó a los representantes de los órganos de control como lo más digno, de alto valor ético, incorruptibles. A todos los funcionarios públicos les recuerdo que la distribución del poder público debe obedecer a patrones de racionalidad, no de desconfianza, burocratismo o manipulaciones. 

La CPI tampoco escapa a la crítica. Hace unos días muchos celebramos el retiro de la #DefensoraDeDictadores la ex fiscal general de la Corte Penal Internacional, quien dilató la demanda por Delitos de lesa humanidad cometidos en Venezuela. ¡Fatou Bensouda que Dios te perdone! Dilataste el proceso en arreglo a principios de jurisdicción, admisibilidad e interés de la justicia. ¿Cuál era el interés de la justicia en este caso?

Por esta razón, hay quienes afirman que estas organizaciones de defensa de los derechos humanos están apestadas por una izquierda rancia financiada por el narcotráfico para mantener sus fichas en el poder. Quizás esto explica que Venezuela permanezca en situación secuestro, gobernada por bandas criminales que trafican estupefacientes, armas y minería ilegal, y representando el movimiento migratorio más grande en la historia del hemisferio.

A estas organizaciones les digo: ¡basta de justificar lo injustificable!  

Alix Navarro

@panchita_7